Las empresas familiares ven el futuro con optimismo.

 

Desde el año 2013, las Asociaciones Territoriales vinculadas al instituto de la Empresa Familiar y la consultora KPMG decidieron crear el un barómetro para estudiar el nivel de confianza de los propietarios y directivos de las empresas familiares.

En el VI Barómetro publicado en septiembre de 2017, el 80% de las compañías encuestadas confía en disfrutar de una situación económica “positiva” o “muy positiva” a un año vista.

Esta visión positiva es el fruto de los buenos resultados obtenidos por la empresas familiares. A lo largo de este año, un 69% de las empresas familiares han incrementado su facturación con un crecimiento superior al 5%, lo cual ha permitido incrementar la plantilla y la actividad de las empresas familiares en el extranjero.

Ante este escenario de optimismo, el principal reto y desafío que afrontan en estos momentos las empresas familiares es el incremento de la competencia y la guerra por la contratación de profesionales cualificados. Es interesante observar cómo ha dejado de ser una preocupación el acceso a la financiación bancaria.

Para garantizar este periodo de crecimiento, la empresa familiar considera que es imprescindible la actuación conjunta las empresas y de la administración púbica.

Por parte de las empresas familiares, los retos a los que se enfrenta son la mejora de la rentabilidad para lograr un incremento de la facturación y un incremento en innovación que les permita diversificar en nuevos productos y servicios. Además es importante entrar en nuevos mercados y poder disponer de personal cualificado, informado y formado.

Pero no solo con el esfuerzo de las empresas familiares va a mejorar la situación, es imprescindible la colaboración de la administración. Las peticiones de las empresas familiares, pasan por solicitar la reducción de la presión fiscal y una regulación laboral más flexible. La reducción de los costes laborales no salariales y la reducción de la burocracia, así como un marco regulatorio y una normativa fiscal más simple son instrumentos con los que la administraciones públicas pueden ayudar a mejorar las expectativas de las empresas familiares.

El escenario futuro desde esta visión optimista tiene un claro objetivo: el crecimiento.

 

Jordi Isanta | Consultor

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